TESINA: “Las mujeres: se matriculan en la profesión Trabajo Social en mayor cantidad que los hombres”

miércoles, 23 de febrero de 2011

ANEXO

ENCUESTA PARA ESTUDIANTES DE  TRABAJO SOCIAL

1.     EDAD:

2.     SEXO:

3.     ¿Qué lo motivo a estudiar esta carrera?

4.     ¿Considera que el Trabajo Social es una profesión de mujeres?

5.     ¿Piensa que la sociedad acepta la decisión de un hombre que elige estudiar una carrera a la que concurren más cantidad de mujeres?

6.     Siendo una profesión generalmente adoptada por mujeres. ¿El sexo masculino tendrá mayores posibilidades u oportunidades de trabajo?

7.     ¿Cree usted que históricamente en esta profesión se matriculan más mujeres que hombres?

8.     ¿Piensa usted que es una profesión es redituable?

9.     ¿Cuál es su opinión personal al respecto?








ENTREVISTA PARA PROFESIONALES DE TRABAJO SOCIAL

1.     ¿Qué lo motivo en la elección de esta carrera?

2.     ¿Sintió prejuicios por parte de sus allegados o por la sociedad por su elección a la carrera de Trabajo Social?

3.     ¿Cómo influyo en usted la existencia mayoritaria de mujeres en esta área?

4.     ¿Considera que hoy el Trabajo Social es una profesión redituable en comparación a años anteriores?

5.     Siendo una profesión generalmente adoptada por mujeres. ¿El sexo masculino tendría mayores posibilidades u oportunidades de trabajo?

6.     Según su experiencia ¿Por que se matriculan históricamente mas mujeres?

7.     ¿Habría alguna alternativa posible para cambiar esta imagen femenina de la profesión?

BIBLIOGRAFÍA

·        ABRAMOR, Amanda; “Una aproximación a la investigación social”; Rosario; UNR mimeo

·        ALAYON, Norberto; “Historia del Trabajo Social Argentino”; Editorial Espacio; 5º edición; 2007

·        ANDER EGG, Ezequiel; “Historia del Trabajo Social”; Editorial LUMEN; Buenos Aires; Argentina; 1994

·        ANDER EGG, Ezequiel; “Técnicas de Investigación Social”;Cap. VIII; XV

·        AVILA MARTIN, Francisco; “Perspectiva cualitativa/perspectiva cuantitativa en la metodología sociológica”; Mc Graw Hill; México; D F; 2002

·        BRITOS, Gabriel; “Asistencia Social en Rosario”; Rosario; Argentina; Editorial U.N.R.; 2000

·        DEWEY, Jhon; “La reconstrucción de la filosofía”; Buenos Aires; Editorial Aguilar; 1955

·        DIAZ, Esther; “La Ciencia y el imaginario social”; 1 edición; Editorial Biblos; Buenos Aires 1996

·        GARCÍA FERRANDO, M.; IBÁÑEZ, J. y ALVIRA, F. (comp.), “El análisis de la realidad social. Métodos y técnicas de investigación social”; Editorial Alianza, Madrid, 1986

·        GENOLET, Alicia y otros; “La profesión de Trabajo Social ¿Cosa de mujeres?”; Editorial Espacio; Entre Ríos; Argentina; 2005

·        GRASSI, Estela; “La mujer y la profesión de Asistente Social. El control de la vida cotidiana”; Editorial Humanitas; 1989

·        HELLER, Agnes; “Sociología de la vida cotidiana”; Editorial Península; Barcelona; 1977

·        HESSEN, Johan; “Teoría del conocimiento”; Editores mexicanos unidos, S.A.; tercera reimpresión;  México; 1993


·        LAMAS, Martha; “La antropología femenina y la categoría genero”; en Nueva Antropología; México; 1987

·        LEVIN, Silvia; “Pobreza: Historia de un concepto en la política social Argentina”; Mimeo

·        OSZLAK, Oscar; “La Formación del Estado argentino. Orden progreso y organización nacional"; Editorial Planeta

·        PARRA, Gustavo; “Antimodernidad y Trabajo Social. Orígenes y Expansión del Trabajo Social Argentino”; Luján, Dpto. de Ciencias Sociales/UNLu, 1999

·        PEIRCE, Charles Sanders; en FERRATER Mora José; “Diccionario de Filosofía”; Editorial Alianza; Madrid

·        PERROT, Michel; “Historia de las mujeres” vol 8; Ediciones Tautus; Madrid; 1993

·        PLOTKIN, Mariano; “Mañana es San Perón”; Editorial Airel; Colección Historia Argentina; Buenos Aires; 1994

·        SABINO, Carlos; “El proceso de investigación”; Editorial Lumen; Buenos Aires; 1992

·        SELLTIZ, Clainer; “Métodos de Investigación en Ciencias Socailes”; Editorial Rialp; Madrid; España; 1980

·        SINAY, Sergio; “La masculinidad toxica. Un paradigma que enferma a la sociedad y amenaza a las personas”; Editorial Ediciones B Grupo Zeta; 2006

·        TENTI FANFANI, Emilio; “Estado y pobreza: estrategias típicas de intervención/1”; Editorial Centro Editor de América Latina; Buenos Aires; 1989

·        THOMPSON, Andrés; “Beneficencia, filantropía y justicia social. El tercer sector en la historia Argentina”; en: Público y lo privado. –Las organizaciones sin fines de lucro en la Argentina-; THOMPSON, A. Compilador; Editorial UNICEF/Losada; Bs. As. Argentina; 1995

·        VISAUTA, B. y MARTORI, J.C.;“Análisis Estadístico Con SPSS Para Windows”; Vol 1: Estadística Básica 2ª Edición; Editorial: Mc Graw Hill; Madrid; 2003

CONCLUSIONES

Para ir concluyendo éste trabajo, se considera pertinente hacer referencia a algunas conceptualizaciones para poder abocarnos, luego, si las conclusiones finales.

Uno de ellos es el concepto de “cultura”, la cual se constituye un factor fundamental a la hora de decidir de qué lado de la línea divisoria deben ser colocadas las distintas actividades. Los hombres y las mujeres van siendo moldeados de distintas maneras por la sociedad a través de la forma en que son criados, de la educación y de sus ocupaciones de adultos.

A éste concepto, se cree necesario, aunarle el concepto de “imaginario social” ya que según ESTHER DÍAZ, éste “produce valores, apreciaciones, los gustos, los ideales y las conductas de las personas que conforman una cultura. El imaginario no suscita uniformidad de conductas, sino más bien señala tendencias. Los juicios y las actuaciones de la gente, inciden también en el depósito del imaginario, el cual funciona como idea regulativa de las conductas. Las ideas regulativas, no existen en la realidad material, pero existen en la imaginación individual y en el imaginario colectivo, producen materialidad, es decir, efectos de la realidad”[1].

Para poder comprende esto se cree pertinente, además, abordar el concepto de “género” el cual es considerado como “un modelo de conducta que se construye socialmente y que varía de una sociedad y de un tiempo a otro”[2].

Es necesario añadir que este concepto “alude a los aspectos psico-socio-culturales asignados a varones y mujeres por su medio social. Las diferencias, tanto individuales como sociales, entre varones y mujeres se vinculan con las características culturales del grupo de pertenencia y del contexto”[3].

En base a lo dicho se pueden observar las siguientes conclusiones finales:

·        Si bien se vienen produciendo cambios en las últimas décadas, todavía sigue estando presente en los imaginarios sociales, que las actividades relacionadas con el mundo privado son esencialmente para mujeres; así también lo expresan algunos de los profesionales entrevistados:

“Hay profesiones que exclusivamente son para hombres sobre todo las ingenierías, porque es una ciencia dura, que lleva un conocimiento más racional, más fríos y esas son características que se le atribuyen históricamente al hombre, y hay otras que son exclusivamente para las mujeres, que están más relacionadas con lo social. Ni hablar en profesiones como el Trabajo Social, igual que la Docencia o la Enfermería que son carreras que se relacionan más con lo femenino donde son características de la mujer”

Esto muestra como las condiciones que justificaban la presencia de mujeres para el ejercicio de la beneficencia en la época de la Sociedad de Beneficencia, hoy en día, se mantienen vigentes como aptitudes necesarias para el desempeño profesional en el campo del Trabajo Social actual.

Por otro lado, los caracteres asignados culturalmente a varones y mujeres permiten pensar como las diversas actividades que se presentan en la sociedad son más adecuadas a los rasgos, actitudes, formas de pensar de unos u otros, esto puede verse en las calificaciones que se le adjudica a cada uno de los sexos, en el caso del varón es considerado como “fuerte, activo, racional, objetivo, riguroso, inventivo”[4], mientras que la mujer es considerada como pasiva, sensible, emotiva, dominada por las pasiones, inestable, maleable. Siguiendo a MILLER y su equipo, quienes sostienen que a diferencia de los hombres, las mujeres desarrollan la empatía, es decir, la capacidad de ponerse en la piel de otra persona. En cambio, los varones marcan con mayor énfasis su diferencia con el otro, toman una distancia operativa de las personas y los problemas con los cuales se vinculan. Los entrevistados justifican que en las áreas de las instituciones judiciales y de gerenciamiento es más probable la presencia masculina y consideran que éste fenómeno se da por el hecho de que es probable encontrarse frente a casos donde se requiere firmeza y mano dura del varón. Esto es señalado por algunos profesionales entrevistados quienes plantean lo siguiente:

“Lo que pasa es que a los hombres nos gusta más las tareas de gestión y generalmente pienso que los hombres se asocian más a la gerencia, a direccionamiento, y está más asociado a la idea del mercado. Y en el imaginario social eso estaría también generalmente asociado a los varones”


·        Otra de las cuestiones a plantear consiste en que la construcción de la identidad femenina tiene que ver con la maternidad, lo privado y la subordinación. La definición de lo femenino está relacionada con el cuidar y servir a los demás. Este estereotipo se continúa en el ejercicio profesional, así lo manifestaba uno de los entrevistados:
“El Trabajo Social tiene que ver con una cuestión de género porque está referido al acceso a la vida cotidiana de la familia, relacionado el ámbito de lo cotidiano y de la integridad”

Aquí se considera necesario abordar un concepto clave en éste momento, es el de “vida cotidiana” que según HELLER “es el conjunto de actividades que caracterizan la reproducción de los hombres particulares, los cuales, a su vez, crean la posibilidad de la reproducción social y entiende al hombre particular como al hombre concreto, que en una sociedad dada ocupa un lugar determinado en la división social del trabajo (…) Lo cotidiano no es solamente aquello que, tal como lo pensamos desde el sentido común, ocurre todos los días, reiteradamente, sino básicamente la forma en que cada hombre organiza su entorno, vive y concretiza lo social (los acontecimientos políticos, económicos y sociales en general) de una manera particular”[5].

De ésta manera podemos decir que el Trabajo Social opera directamente en ésta dimensión de lo social.


·        Asimismo, se observa que ésta profesión, ejercida mayoritariamente por mujeres, presenta las características que se creen propias del mundo femenino, donde prima más un hacer práctico, respuestas inmediatas frente al dolor humano, valores como el compromiso, la solidaridad, la entrega al otro. Si bien aparecen esfuerzos por imprimir a las prácticas profesionales una lógica de mayor racionalidad, aún son muy pocos los casos que lo manifiestan, esto puede manifestarse en algunas de las frases obtenidas de las encuestas realizadas a los estudiantes de ambos sexos de la carrera:

“Aportar al mejoramiento de las condiciones de vida de familias”

“Modificar algunas situaciones sociales conflictivas”

“El interés por el ámbito social”

“Aportar a la transformación de la realidad”

“Preocupación por las problemáticas sociales y por buscar una forma de colaborar”

“Poder ayudar a la gente desde un marco teórico, y con las herramientas necesarias”

Puede verse además en las entrevistas realizadas a los profesionales que sus planteos son similares, el 40% tomó la decisión de estudiar la carrera debido a su gran interés acerca de las problemáticas sociales; otro 40% manifestó que querían ayudar a la gente de alguna manera y  el 20% restante expresó que tomó la decisión de estudiar la carrera de Trabajo Social por haber sentido en carne propia las consecuencias de la crisis.

Un punto interesante a destacar dentro de éste momento, es que la mayoría de los estudiantes que remarcan las ideas de “aportar”, “modificar”, “colaborar”, “ayudar” han sido mujeres (el 70%). Esto muestra como no se ha cambiado totalmente la percepción que la mayoría de las mujeres tienen de si mismas. Aún ellas se consideran como las encargadas del trabajo de “amar” y de cuidar los vínculos afectivos.


·        Por otra parte se puede observar que en las encuestas realizadas el 65% dice que la sociedad acepta la decisión de que varones estudien la carrera de Trabajo Social y el 35% restante opina que la sociedad no lo acepta aunque dentro de ella se encuentran otras variantes siendo las siguientes algunas de ellas: “tal vez no tiene la aceptación que si se eligiera alguna de las carreras tradicionales”, o “puede que lo acepten, pero en la mayoría de los casos prejuzgan en relación a la condición sexual” o “depende a que persona se le pregunte, ya que vivimos en una sociedad machista y para muchos es raro” o “creo que los sectores más tradicionales esperan otro rol del hombre, por lo tanto se desvaloriza al hombre que desempeña su trabajo en ámbitos sociales, sin siquiera ocupar lugares de poder”. En cuanto a las entrevistas, de cinco profesionales solo uno contestó que no sintió prejuicios por parte de la sociedad ni de sus allegados; los cuatro restantes manifiestan que si han sentido prejuicios, de los cuales dos plantearon que estos prejuicios referían a que era una profesión de mujeres; uno sostuvo que solo las criticas se referían a lo remunerativo y finalmente uno afirma que los prejuicios hacían referencia no solo a lo remunerativo sino además a que era una profesión de mujeres.


·        Por otra parte los datos recogidos en las entrevistas dan cuenta de que en relación a las cuestiones de trabajo y salariales en los últimos años ha mejorado mucho. Apareció algo muy llamativo en ellas, esto es que del total de los entrevistados, el 60% pronunció la frase “no estamos tan mal”, esto es muy interesante debido a que en las entrevistas estas personas han planteado la participación de los profesionales en las reivindicaciones por mejoras salariales, o manifiestan que se debe que afianzar el compromiso profesional o afirman “hay mucho por hacer y por ganar”.

Esto es muy importante debido a que son muchos los profesionales que consideran que si el país mejora el Trabajo Social va a ir aumentando su hegemonía y su reconocimiento debido a que va a poder lograr mayores y mejores espacios de trabajo.


·        Otra de las cuestiones que se desea resaltar es con respecto a una pregunta que se le ha hecho a los profesionales en cuanto a si consideran que existe alguna alternativa posible para cambiar la imagen femenina de la profesión; así se encontró que el 40% de los entrevistados planteó la cuestión del tiempo debido a que ya está instalado en el imaginario social, y el 60% restantes, afirmó que el punto principal para este cambio seria la difusión de la profesión.


·                                          Finalmente lo que podemos observar que en el censo realizado en el año 2002 el total de alumnos nuevos inscriptos, reinscriptos y egresados de postgrados y grado de ambos sexos fue de 926 alumnos, de los cuales 830, o sea, el 89,63%, eran mujeres y 96, o sea, el 10,37% eran varones. La presencia del sexo masculino en la profesión fue aumentando paulatinamente hasta el año 2004 logrando un aumento de un total de 1117 alumnos nuevos inscriptos, reinscriptos y egresados de postgrados y grado, el 89,90%, o sea, 1004 estudiantes eran de sexo femenino y el 10,10%, es decir 113, eran del sexo masculino. Pero luego comenzó a descender hasta que en el año 2006 de un total 1061 alumnos nuevos inscriptos, reinscriptos y egresados de postgrados y grado, se encuentra un total de 96 alumnos de sexo masculino, es decir, el 9,05%, y 965 alumnos de sexo femenino, es decir, el 90,95%.


Para ir concluyendo éste trabajo se puede decir que aunque hoy en día la profesión de Trabajo Social sigue teniendo una imagen femenina, se cree que esto se va a ir modificando con el tiempo, como ha pasado con otras profesiones como es el caso de Contador Público o Medicina, entre otras, donde en un principio eran carreras casi exclusivas de hombres.


[1] DIAZ, Esther; “La Ciencia y el imaginario social”; 1 edición; editorial biblos; Buenos Aires 1996
[2] GRASSI, Estela; “La mujer y la profesión de Asistente Social. El control de la vida cotidiana”; Editorial Humanitas; 1989; p.p. 24, 25

[3] GENOLET, Alicia y otros; “La profesión de Trabajo Social ¿Cosa de mujeres?”; Editorial Espacio; 2005; p.p. 36
[4] SINAY, Sergio; “La masculinidad toxica. Un paradigma que enferma a la sociedad y amenaza a las personas”;Editorial Ediciones B Grupo Zeta; 2006; p.p. 26
[5] HELLER, Agnes; “Sociología de la vida cotidiana”; Editorial Península; Barcelona; 1977

ANÁLISIS DE ENTREVISTAS

Como se dijo anteriormente, se efectuaron 5 (cinco) entrevistas a diferentes profesionales del Trabajo Social de sexo masculino; éstas se realizaron con el objetivo de indagar sobre su experiencia profesional, los motivos de su elección, entre otras cuestiones.
Dichas entrevistas tienen las características de una “entrevista no estructurada”, en la cual existe un margen de libertad para formular las preguntas y las respuestas.

La entrevista estaba constituida por ocho (8) preguntas y las cuales pueden clasificarse como abiertas y de opinión.

La primera pregunta consistió en indagar acerca de cuales fueron las motivaciones en la elección de ésta carrera, siendo éstas las respuestas:


“Yo sentía interés por (…) las problemáticas que tienen que ver con la pobreza, con la marginación”

“Yo tenía la idea de que quería ayudar a la gente de alguna manera”

“Yo estaba como voluntario en un grupo que trabajaba con chicos de la calle y eso me hizo meter un poco en esto y bueno, después cuando descubrí ésta carrera en la facultad me pareció interesante”

“Yo estábamos viviendo todas las consecuencias de las privatizaciones en ese momento, y (…) muchas injusticias que se empezaron a ver en el país, entonces ese fue como el puntapié inicial para que yo empiece a interrogarme sobre esos aspectos de lo que nosotros llamamos la “cuestión social”

“Me llamaba mucho la atención todo lo que tenía que ver con lo social y con las problemáticas sociales”


El 40% de los encuestados plantean que tomaron la decisión de estudiar la carrera debido a su gran interés acerca de las problemáticas sociales; por otro lado, el 40% de ellos manifiestan que querían ayudar a la gente aunque solo uno de ellos había realizado trabajos comunitarios anteriormente; y finalmente el 20% expresa que tomó la decisión de estudiar la carrera de Trabajo Social por haber sentido en carne propia las consecuencias de la crisis del año 1999.

Se puede observar en las entrevista que del total de los entrevistados sólo el 40% había comenzado a realizar estudios universitarios en otras áreas temáticas como ser Ingeniería en Sistemas y Contador Público.

Otra de las preguntas refería a la existencia o no de prejuicios por parte de sus allegados o de la sociedad por su elección profesional, las respuestas fueron las siguientes:


“Si, si, cuando yo decía que era estudiante de Trabajo Social, va Asistente Social, me decían, pero eso es cosa de mujeres, como vas a hacer una carrera que es para mujeres, porque no estudias otra cosa. Esto es por la discriminación de género, porque ésta es una carrera que está caracterizada como para mujeres fundamentalmente”

“No, no, la verdad que no, ni con los allegados ni en el transcurso de la carrera”

“He, no, no demasiado, pero había gente que te preguntaba si realmente un varón podía realizar esa carrera. Internamente algunas de esas opiniones me generaron alguna cierta duda o angustia pero yo estaba muy convencido”

“He si, primero, cuando yo les digo a mis viejos que iba a estudiar Trabajo Social me habían dicho, bueno, he, Trabajo Social, ¿Qué es eso?, y lo llaman también Asistente Social. Ha pero escúchame, estás seguro que vas a ganar bien porque me parece que no se gana bien. Lo que me llamó la atención es que no me dijeron que es una profesión de mujeres”

“Y a mis viejos mucho no les gusto la idea principalmente porque, he, se sabía que no era muy redituable, que no te daba muchos beneficios económicos además me planteaban que era una carrera de mujeres que como iba a estudiar eso pero bueno”


Lo que se puede observar en relación a ésta pregunta es que del total de los entrevistados solo el 20% contestó que no sintió prejuicios por parte de la sociedad ni de sus allegados; el 80% restantes manifiestan que si han sentido prejuicios, de los cuales el 40% plantearon que estos prejuicios referían a que era una profesión de mujeres; el 20% sostuvo que solo las criticas se referían a lo remunerativo y finalmente el 20% afirma que los prejuicios hacían referencia no solo a lo remunerativo sino además a que era una profesión de mujeres.

Ante la pregunta acerca de la influencia de la existencia mayoritaria de mujeres en éste área, las respuestas obtenidas fueron:

“No, no, yo sabía, era consciente de que la mayoría de los profesionales son mujeres”

“No, y creo que ni yo ni a los pocos que éramos. Nosotros cuando empezamos también eran comisiones de ciento veinte alumnos y de máximo éramos seis varones. Pero no, ni los chicos ni yo sentimos que eso nos marcó”

“No, no, la verdad que no, por lo menos no como para decir que no lo voy a hacer. Yo en ese momento también cursaba una carrera que era Recibidor de Granos y éramos todos varones y había dos o tres chicas así que lo pensaba así, como que bueno, se suele dar, no era un impedimento para dejar de estudiar”

“Yo creo que si, al primer momento si, ver a tantas mujeres me impacto muchísimo”

“No, creo que no influyó, para nada. Uno ya sabía o por lo menos teníamos el rumor de que eran en su mayoría mujeres así que uno sabía más o menos como era. También se sabía que de ciento y algo alumnos dos o tres eran varones”


Con respecto a ésta pregunta se puede advertir que el 80% de los entrevistados manifestaron que no tuvieron ningún inconveniente ante la gran presencia de mujeres estudiando la carrera; solo el 20% de ellos manifiesta su gran impacto.

Ante la pregunta acerca de si el Trabajo Social es una profesión redituable las respuestas fueron las siguientes:


“Lo que pasa es que cuando vos trabajas ya siendo profesional, los espacios laborales, generalmente son públicos, y hoy por hoy lo público no está muy bien remunerado, los sueldos de los empleados públicos no son como en otra época donde realmente el poder adquisitivo era importante” (…) También, bueno, hay gente que se está dedicando a trabajar en el sector privado, y como en el sector privado siempre los sueldos son mejores, ya sea en temas como recursos humanos o trabajar en hospitales privados, sanatorios, para así tener un sueldo mejor, pero no siempre es así, por que a veces las formas de contratación son distintas, uno tiene que facturar y a veces no pagan muy bien, por eso es relativo”

“En realidad me parece que está sujeto al lugar donde trabajes. Hay lugares donde no es redituable, igual son lugares muy precarizados y disponen de mucho tiempo como para poder mantenerte. Sino hay que hacer como muchos colegas, muchos trabajos, pocas horas cada uno y sumar, y que el presupuesto cierre a fin de mes. Pero hay lugares donde ganan más o menos bien, no se si para mantenerte en tu vida, pero si se podría decir que es digno. Hay lugares que depende de la categoría, estamos hablado de becarios, de contratados y ahí ya es diferente”

“Yo creo que hemos ido avanzando comparándonos con otras profesiones; ¡no estamos tan mal! Hay mucho por hacer y por ganas pero depende más que nada de la fuerza que vos tengas con la profesión y de la fuerza de los trabajadores del Estado, donde fundamentalmente trabajamos para mejorar muestras condiciones laborales; por eso hay cosas que depende de la profesión y otra que depende del contexto. Si el Estado se fortalece y los trabajadores van ganando terreno en sus reivindicaciones, la profesión va a llegar a estar más legitimada y más remunerada. Yo soy bastante optimista, uno poder haber estudiando y trabajar y más o menos vivir dignamente de esto, es positivo”

“No es una de las profesiones mas remuneradas pero (…) yo creo que estamos casi todos nivelados, es cierto que hay profesiones que tienen mejor inserción en la institución a nivel laboral y a nivel salarial porque son como profesiones imprescindibles, (…) pero, creo que en el país el tema salarial está llegando a todos los sectores profesionales. Pero creo que no estamos tan mal, si nos comparamos con los demás, por eso, es importante que cuando un grupo plantea una lucha para aumento salarial estemos todos ahí, porque eso es algo que yo no veo”
“Para mi depende de donde te insertes a trabajar, (…) estamos en situaciones bastante similares. También uno sabe que desde el ámbito público los sueldos no son muy buenos pero ahora me parece que es distinto, yo creo que estamos mucho mejor que antes, he, ahora hay mas trabajo, están apareciendo nuevas áreas en donde insertarse, nuevas instituciones. Además tenés el sector privado, ya sea sanatorios, geriátricos, etc.,”


En relación a ésta pregunta hay algo muy llamativo, de la totalidad de los entrevistados, el 60% pronunció la frase “no estamos tan mal”, esto es muy interesante debido a que en las entrevistas estas personas han planteado la participación de los profesionales en las reivindicaciones por mejoras salariales, o manifiestan que se debe que afianzar el compromiso profesional o afirman “hay mucho por hacer y por ganar”. Y el 40% de los entrevistados plantean que depende de la institución en donde uno se inserta.

Ante la pregunta acerca de si existe privilegio del sexo masculino al momento de la oferta de trabajo, los entrevistados contestaron lo siguiente:


Si, seguro que hay diferencia en el hecho de ser hombre, somos pocos y cuando hay un llamado para concurso o hay que anotarse en un trabajo, el hecho de ser varón puede darte alguna ventaja, sobre todo porque en nuestro trabajo las mayorías de las veces, se está trabajando en cuestiones de riesgo y el hecho de ser un hombre puede ser alguna ventaja (…) No porque marque una diferencia entre la intervención de una colega que es mujer, sino porque si a la hora de tomar personal si hay veinte profesionales y de esos veinte hay uno que es varón, va a tener más probabilidades de entrar que esas diecinueve mujeres. Y al ser poco se privilegia”

“No, no, yo no creo que eso pese. De hecho hay lugares que se suponen que son más complicados y debería ser más para hombre y eso no implica que entren mujeres. Hay lugares donde la situación es más compleja por la situación de precariedad y hay situaciones de violencia y se supone que sería preferible que hubiera un varón para sobrellevar ciertas situaciones o ciertas circunstancias y trabajan mujeres y no creo que antes una u otro se privilegie”

“No se si se privilegia, pero también, hay un prejuicio inverso, por ejemplo, yo trabajé una vez en un programa de vivienda y después de que me habían elegido, me dijeron que en realidad estaban buscando varones, porque había que hacerlo en un barrio que era muy picante que ya habían tenido problemas en otras oportunidades. Y después en otro lugar donde trabajé también, después me dijeron que me habían llamado más que nada por ser varón. Es un prejuicio también, porque desde la otra parte, en la otra práctica no tenía nada que ver con el asunto de la percepción, así que, así como existe el prejuicio de que un varón no puede ejercer por ser varón, también en algunos ámbitos existe el prejuicio de que el varón es mejor sobre todo por cuestiones de seguridad”

“Yo creo que no es así, porque yo he ido a algunas entrevistas de trabajo y creo que fui con ese prejuicio, y sin embargo las que quedaron seleccionadas eran mujeres, muchas de ellas fueron compañeras mías, y me parece bien. Yo creo que no tiene nada que ver”

“Yo creo que si, si por que hay muy pocos trabajadores sociales hombres, nada mas que por eso. No porque hagan mejor el trabajo sino que, lo que puede pasar, para mi, es porque sean lugares complicados en donde el peligro sea mucho, fuerte, no se esas son suposiciones mías viste. Pero si yo creo que hay alguna diferencia”


En relación a ésta pregunta lo que se puede resumir es que el 40% de los entrevistados consideran que si hay diferencia; el 40% expresa que no hay diferencia y el 20% dice que hay un prejuicio inverso porque existen trabajos peligrosos que son adjudicados a hombres y por otro lado aparecen trabajos que no están relacionados con los hombres y que son adjudicados a las mujeres.

Ante la pregunta por que se matriculan históricamente más mujeres, las respuestas fueron las siguientes:


“Y por una cuestión histórica, uno no puede dejar de tener en cuenta un análisis de género, por la división del trabajo y hay también una división sexual del trabajo, y hay profesiones que históricamente son consideradas como que las tienen que realizar los hombres y hay profesiones que históricamente las tienen que realizar las mujeres. Bueno, ahora eso se está cambiando, se esta revirtiendo, pero más allá de que esto sigue todavía habiendo una connotación de género. Hay profesiones que exclusivamente son para hombres sobre todo la ingeniería, porque es una ciencia dura, que lleva un conocimiento más racional, más fría y esas son características que se le atribuyen históricamente al hombre y hay otras que son exclusivamente para las mujeres que están más relacionadas con lo social. Ni hablar en profesiones como el Trabajo Social, igual que la docencia o la enfermería que son carreras que se relacionan más con lo femenino donde son características de la mujer”

“Y yo, lo que creo, es que está relacionado con el tema de género. El tema de género determina eso; (…) que ésta profesión este más relacionada con la mujer es por su historia, y porque tiene que ver con el acceso a la vida cotidiana de la familia, porque está relacionado el ámbito de lo cotidiano y de la integridad en el género. Está relacionado a la mujer, pienso yo que viene por ahí”

“Porque teóricamente la profesión se ató a la beneficencia y a la caridad que tradicionalmente fue llevada a cabo por las mujeres. Y los varones tenían que hacer algo entonces las mujeres se dedicaban a hacer las tareas de beneficencia, entonces el esposo se dedicaba a hacer tareas que generaban dinero. Entonces ellas ayudaban con un poquito de dinero a los demás.

“Y porque históricamente fue un área para la mujer. Es como un mandato que se le dio a la mujer en un momento histórico y que hoy por hoy es muy difícil de sacar de los imaginarios sociales. Antes la mujer era la encargada de la beneficencia y el hombre debía cumplir con las obligaciones del trabajo y de llevar dinero y alimentos a la casa, yo creo que es por eso. Además porque esta también la idea de que hay determinadas profesiones para hombres y determinadas profesiones para mujeres, como ser el caso de la docencia, la enfermería, y el Trabajo Social, y en el caso de los hombres las ingeniería, las matemáticas, y las ciencias duras en general”


De éstas respuestas podemos dar cuenta que el 80% de los entrevistados manifiestan que el que se matriculen mas mujeres que hombres en la profesión de Trabajo Social tiene que ver con una cuestión histórica, relacionada con sus inicios de caridad y filantropía y solo el 20% considera que tiene que ver con una cuestión de género referido al acceso a la vida cotidiana de la familia, relacionado el ámbito de lo cotidiano y de la integridad.

En cuánto a la pregunta referida a si habría alguna alternativa posible para cambiar la imagen femenina de la profesión, los entrevistados respondieron lo que se expresa a continuación:


“Y eso se va a ir cambiando con el tiempo, tiene que ver con cuestiones de que cambien las formas de pensar de ésta división sexual del trabajo. Si bien hay mujeres que se animan a hacer trabajos, van logrando esas conquistas, y estudiar profesiones que son características de los hombres, también los hombres nos tenemos que animar a vencer esos prejuicios de género y debemos hacer profesiones y hacer actividades que las hacen las mujeres, porque esas son divisiones culturales, no son divisiones ideológicas, depende también de un cambio cultural que se va dando con el tiempo, pero no son de un día para el otro, llevan tiempo, no se, eso depende de vencer prejuicios de género”

“Sinceramente no lo se, porque yo no creo que haya varones que no estudien ésta carrera porque tiene una imagen femenina. Lo mismo con los compañeros que estudiaron conmigo, nunca nos sentimos más femeninos porque estudiamos esta carrera. Creo e insisto con la idea de promoción y difusión de la carrera”

“Y no, para mí, nosotros, yo te digo en el seminario de género, nosotros habíamos hecho un trabajo sobre el tema del varón y la carrera y habíamos llegado a la conclusión de que ayudaría más la difusión, es decir, que se conozca que hay varones que ejercen la profesión, que es indistinto eso, del sexo, por eso yo creo que la difusión, el conocer, pasa mucho, tiene mucho que ver, hace que otros puedan identificarse y sacar ese prejuicio”

“hay que instalarlo en los medios de comunicación me parece que esa es la alternativa

“Yo creo que eso va a ir cambiando con el tiempo, porque eso ya está dentro del imaginario social de la gente. Pero me parece que principalmente la difusión, es la manera mas apropiada para dar a conocer la carrera, mostrar que hay hombres estudiando Trabajo Social, mostrar que no hay restricciones de sexo, esa creo que es una alternativa posible.


En cuanto a esta pregunta se pueden observar que el 40% de los entrevistados plantearon la cuestión del tiempo debido a que ya esta instalado en el imaginario social, y dentro de éste el 20% de los cuales también plantea, al igual que otros 80% restantes, el tema de la difusión de la profesión.

Se cree pertinente resaltar un párrafo obtenido en una de las entrevistas realizada a uno de los entrevistados quién planteó:


“A veces hay cuestiones de género que hay que considerar en el trabajo, no quiere decir que porque uno es hombre no puede hacer ciertas cosas, pero, que si uno las tiene que tener en cuenta porque a veces están influyendo en el trabajo. Por ejemplo a mi me ha pasado en las entrevistas como ciertas cuestiones que las colegas mujeres pueden acceder a mayor profundidad en algunas a cosas, sobre todo lo que es con el trabajo con mujeres y esas son cuestiones de género que hay que respetar. Hay cosas que hay que trabajar en equipo, algunas cuestiones que hacen a la profesión a veces es más adecuada que las lleve a cabo una mujer y no un hombre. Yo antes decía que no, porque a las cuestiones de género no hay que considerarlas, pero si uno tiene en cuenta la idiosincrasia de la gente con la cual trabajamos tiene que respetar que a veces, nosotros como varones, tengamos ciertos territorios a los cuales no accedemos, y que es más adecuado que acceda la mujer, aunque sea una cuestión de género va a ir cambiando, pero es importante también tenerlo en cuenta”


Esto que plantea el entrevistado es importante tener en cuenta, ya que si bien se vienen produciendo cambios en las últimas décadas, todavía sigue estando presente en el imaginario social que las actividades relacionadas con el mundo privado son esencialmente para mujeres.

“Tampoco se ha cambiado totalmente la percepción que la mayoría de las mujeres tienen de si mismas. Aún son las encargadas del trabajo de “amar” y de cuidar los vínculos afectivos, disposición que facilita que en el plano laboral-profesional ellas se relacionen con prácticas en las que ésta prescripción siga imperando”[1].









[1] GENOLET, Alicia y otros; “La profesión de Trabajo Social ¿Cosa de mujeres?”; Editorial Espacio; 2005; p.p. 46